El anterior post se
centró en conocer cuál era la anatomía de una articulación de la rodilla. Las
lesiones más comunes que se suelen producir en esta articulación son las
fracturas óseas de los huesos implicados, esguinces de rodilla, roturas de
ligamentos y afectaciones meniscales.Recordemos que el Post anterior
explicamos los diferentes tipos de grado de los esguinces a los que el
deportista se puede enfrentar.
Siguiendo el
estudio realizado por Garrido et Al (2009) de los pacientes atendidos en urgencias
por lesiones deportivas, el porcentaje de pacientes que acuden al centro por
lesiones en el miembro inferior es del 56% del cual el 30.1% de las lesiones
que se producen son ligamentosas.
Atendiendo en este
caso a un deporte concreto, como es el fútbol, dependiendo del autor los
resultados son diferentes en relación a que parte del miembro inferior sufre
más lesiones. Para Hawkins et Al (1999) las lesiones de rodilla representan el
14% frente a un 17% de las lesiones que se producen en los tobillos. Sin
embargo, Heidt et Al (2000) afirman que el 42.9% de las lesiones que sufren los
deportistas se localizan en la rodilla
frente a un 28.6% localizado en el tobillo. Esto nos hace entender que el
componente externo es de suma importancia como para poder aislar estos datos y
extraer una conclusión clara. Aún, queda de manifiesto que tanto rodilla como
Tobillo son dos de las articulaciones del cuerpo que más expuestas se
encuentran a sufrir lesiones.
Tras sufrir una
lesión en la rodilla, el procedimiento que debemos seguir es similar al que
expusimos en relación a las lesiones de tobillo. En primer lugar, una vez
producida la lesión el primer paso será siempre la aplicación de hielo en la
zona afectada que debe durar en torno a las 72h., elevación de la zona
afectada, y pasadas las 24h un vendaje activo. Debemos ponernos en manos de los
profesionales al respecto. Los traumatólogos valorarán la lesión del deportista
y la necesidad o no de intervención quirúrgica. Posteriormente el trabajo
conjunto de los fisioterapeutas de los
licenciados en ciencias de la actividad física y del deporte, ayudará a dotar de funcionalidad a la
articulación tanto a nivel muscular como también a nivel ligamentoso para
lograr la recuperación total del deportista.
En unas primeras fases de la recuperación del deportista, la rehabilitación en el medio acuático será de gran ayuda para mantener la musculatura comprometida por la lesión ligamentosa unido a los ejercicios isométricos. Pasada esta fase inicial, deberemos iniciar un entrenamiento de la fuerza a partir de ejercicios de propiocepción y fuerza para finalmente realizar ejercicios de re adaptación a la práctica deportiva que el sujeto realice. A continuación expondremos algunos ejercicios que nos podrán ayudar en la fase de rehabilitación del sujeto previa a la práctica deportiva concreta:
Bibliografía
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Obtenido de EFDeportes: www.efdeportes.com
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